jueves, 2 de julio de 2015

Reflejo



En la cama desnuda, en la caverna de Platón,
Reflejos de faros se deslizaban lentamente sobre la pared,
Unos carpinteros martilleaban bajo la ventana en sombra,
El viento sacudió durante toda la noche sus cortinas corridas,
Una flota de camiones esforzadamente trepó por la colina, 
Con su cargamento cubierto, como es usual.
El techo se iluminó otra vez, el diagrama inclinado se deslizó
Lento hacia delante.
Escuchando el claqueo del lechero,
Su penoso ascenso por la escalera, el golpear de la botella,
Me levanté de la cama, encendí un cigarrillo,
Y caminé hacia la ventana. La calle empedrada
Exponía la tranquilidad en que descansan los edificios,
La vigilia del farol callejero, la paciencia del caballo. 
El limpio capitel del cielo invernal
Me hizo volver a la cama con los ojos extenuados.

La extrañeza crecía en el aire inmóvil. La floja membrana
Se hizo gris. Carros traqueteantes, cascadas de equinos cascos,
Resonaban a lo lejos, aumentando, más sonoros y cercanos.
Un automóvil tosió al arrancar. La mañana de forma suave
Disolvía el aire, levantaba la silla medio tapada
Desde debajo de las aguas, encendía el espejo,
Distinguía el tocador y la blanca pared.
El pájaro llamaba tentativamente, silbaba, llamaba,
Parloteaba y silbaba, ¡así! Perplejo, aún húmedo
De sueño, afectuoso, hambriento y frío. Así, así,
Oh hijo de hombre, la noche que no sabe, el ajetreo
De temprano por la mañana, el misterio de comenzar
Una vez y otra,
Mientras la historia queda sin perdonar.  



(Delmore Schwartz)

Foto: art.collegefaubert.fr

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