viernes, 17 de abril de 2020

Hijos de otras mujeres







Todavía no sé cómo él sabía que yo
estaba corriendo. Tenía la boca abierta o
aquellos muchachos ladraban muy fuerte;
no es que nunca me hubiesen perseguido
unos perros. Hay un instante a partir del cual
ya no se puede adivinar desde qué ángulo se
nos viene encima, y el aire es un tambor colorado,
y los árboles se inclinan alejándose de ti,
y la tierra está mojada.    Lonnie conducía
un camión por las noches, cultivaba fresas
en nuestro patio trasero, pequeñas,
pero dulces. Podías saborear sus manos
en la tierra, que la boca aprende a
leer como verdes y dulces. Mi madre
le hacía hígado encebollado; comíamos pescado
los viernes y me prohibían la leche. Por él
me gustan los huevos fritos sin cuajar. Aún
no sé nada de motores. No recuerdo por qué
aquellos muchachos me perseguían. Quizá
ello explica por qué un Rottweiler puede
destruir una cerca.      Lonnie se paraba   
con su escopeta allí delante. Había veces
en que no regresaba a casa, o entraba en ella
con su camisa ensangrentada.
Cuando nos fuimos, mi madre no quiso ningún
dinero. No es que nos hubiésemos ido,
pero la otra mujer ni siquiera nos invitó
al funeral. Diablos, apuesto a que los hijos
de Ivette ya tienen hijos. Sólo Dios sabrá
qué ha pasado con Chrissy, ahora
que es demasiado vieja para bailar. 



Other Women’s Children

Amaud Jamaul Johnson

(for my sisters)


 Foto:
 1955 by Willy Ronis