Tengo una amiga que aún
cree en el más allá.
No es una estúpida, pero
con todo lo que sabe, literalmente habla con Dios.
Piensa que alguien
escucha en los cielos.
En el mundo por lo común
es alguien competente.
También es valiente, capaz de afrontar lo desagradable.
Encontramos una oruga,
agonizando en la tierra, las codiciosas hormigas sobre ella.
Siempre me conmuevo por
las desgracias, siempre ansiosa de oponerles vitalidad
Pero asimismo soy
tímida, pronta a taparme los ojos.
Mientras que mi amiga es
capaz de observar, dejar que pasen las cosas
De acuerdo con la
naturaleza. Por mí, ella intervino
Esparciendo unas cuantas
hormigas de aquella cosa desgarrada, poniéndola
De través sobre el
sendero.
Mi amiga dice que yo cierro
los ojos a Dios, que no otra es la explicación
De mi aversión por la
realidad. Dice que soy como la niña que
Entierra la cabeza en su
almohada
A fin de no ver, la niña
que se dice a sí misma
Que la luz causa
tristeza–
Mi amiga es como la
madre. Pacientemente, me urge a
Despertar como una
adulta, como ella, una persona valiente–
En mis sueños, mi amiga
me reprende. Caminamos juntas
Por el mismo sendero,
solo que es ahora invierno;
Me está diciendo que
cuando una ama el mundo escucha música celeste:
Mira hacia arriba, dice.
Cuando miro, nada.
Solo nubes, nieve, una
cosa blanca en los árboles
Como novias saltando a
una gran altura–
Entonces temo por ella;
la veo
Atrapada en una red
arrojada deliberadamente sobre la tierra–
En realidad, estamos
sentadas junto al sendero, mirando la puesta del sol;
De rato en rato, un
trino perfora el silencio.
Es este instante lo que
tratamos de explicar, el hecho
De que estamos en paz
con la muerte, con la soledad.
Mi amiga dibuja un
círculo en la tierra; dentro de él, la oruga está quieta.
Siempre tratando de
fabricar algo total, algo bello, una imagen
Capaz de tener vida
fuera de ella.
Estamos muy calladas. Es
apacible sentarse aquí, sin hablar. La composición
Se fija, el sendero de
pronto se oscurece, el aire se vuelve
Fresco, aquí y allá las
rocas relucen, lanzan destellos–
Esta tranquilidad es lo
que las dos amamos.
El amor por la forma es un
amor por los finales.
Celestial Music - Poem by Louise Gluck
Imágen: fromupnorth.com
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