martes, 11 de octubre de 2011

La boda de Ángela (José Jiménez Lozano)



Qué difícil puede resultar conseguir leer a determinados autores españoles. En este caso, gracias a la bondad de una querida viajera (a traveling cuy), he podido tener en mis manos este interesantísimo y breve volumen, una evocación, algo intrincada, que ha requerido de una placentera segunda lectura (sin que, empero, pueda decir que me haya enterado de todo).


El narrador de esta historia se dirige a su hermana Tesa para contarle algunos incidentes de la boda de la sobrina de ambos, Ángela, un evento común y corriente, en apariencia, pero que da pie a que la memoria de aquel se despliegue por varios rincones de la historia de su familia, que explican el por qué de aquella boda y el desenlace de la misma.



Como en la obra de Shirley Jackson que leí hace poco, se presenta aquí, como eje del relato, un enfrentamiento que podría ser resumido, escuetamente, de esta manera: un entorno familiar, rural, anclado en el pasado, noble y austero, contrapuesto al más difuso, extraño y agresivo mundo de “los notarios, ingenieros y hombres de negocios”, que llegan a la finca donde tiene lugar la boda.


Pero la ejecución de esta novela resulta mucho más interesante: el narrador es más escueto y cauteloso; evita todo lo que sea prescindible; es exquisito sin parecerlo; y deja que se escuchen –libres, desnudas– las voces de cada uno de los protagonistas, como si efectivamente sólo se estuviera dirigiendo, al contar la historia, a su hermana Tesa, que los conoce a todos. El recurso de dirigirse a ella ("¿te acuerdas, Tesa?") sirve de motivo para prenderse de un detalle, un dicho o una palabra y evocar, rompiendo inesperadamente la continuidad del relato, un suceso específico de otro tiempo, que sirve para iluminar precisamente la acción del presente.


La voz narrativa mezcla con habilidad, al igual que los diferentes tiempos de la historia, el lenguaje coloquial con el culto, el vocablo castizo con el habla local y familiar. Por otra parte, parece que sólo rozara los temas de fondo, tratándolos con aparente sencillez, pero permitiendo que el lector vislumbre una profundidad que lo lleva a querer releer nuevamente el texto, para atar todos los cabos y valorar otra vez la importancia que tiene cada frase para la comprensión del conjunto.



Parecen cosas nimias y obvias, pero la maestría de este escritor está, me parece, en el cuidado con que trata cada una de estas cosas pequeñas, y en la coherencia y armonía con que se refiere a temáticas varias y hondas, con el marco de un mundo novelesco atractivo, sin recurrir a expresiones solemnes o recargadas, ni párrafos repetitivos e innecesarios.

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