El pesado oso que conmigo camina,
Sucia su
cara de una compuesta miel,
Torpe y
estorboso por todas partes,
El peso en
el centro de todo lugar,
Hambriento,
bruto, el matón
Enamorado de
los dulces, de la ira, del dormir
Loco
factótum, desarreglando todo,
Trepa por la
escalera, golpea el balón, y
A su hermano, en la ciudad transida de rencor.
Respirando a
mi lado, ese pesado animal,
Ese pesado
oso que conmigo duerme,
Aúlla en
sueños por un mundo de azúcar,
Una dulzura íntima
como el abrazo del agua,
Aúlla en
sueños porque la soga bien ajustada
Tiembla y
muestra la oscuridad que hay debajo.
– El
farolero petimetre se halla aterrado,
Vestido en
traje formal, abultadas sus perneras,
Tiembla al
pensar en que su trémula carne
Deberá
parpadear camino a la nada final.
Ese
inevitable animal camina conmigo,
Me ha seguido
desde que el oscuro útero acogió,
Se mueve
adonde yo, distorsiona mis gestos,
Una
caricatura, una sombra que abulta,
Un estúpido
burlón de los asuntos del espíritu,
Aperpleja y
ofende con su propia oscuridad,
La secreta vida
de los huesos y las entrañas,
Opaco,
demasiado cercano, íntimo, pero extraño,
Se estira
para abrazar a la misma persona querida
Con quien
yo, sin él a mi lado, caminaría,
La toca
groseramente, a pesar de que una palabra
Descubriría
mi corazón y me liberaría,
Tropieza, se
arroja, y lucha para ser alimentado
Arrastrándome
con él en su apetito bucal,
En medio de
los cientos de miles de su clase,
La
arrebatiña de las apetencias por doquier.
The heavy bear who goes with me, Delmore Schwartz
Foto: Helen Levitt (1931 - 2009)
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