Ay Ave purísima
Que me consuelas
que estás en los pechos
de los salseros
que presides
la mesa
de los desconsolados
que navegas en horcajadas
en el mascarón
alta mar de los encuentros
Ay Ave purísima
que se me acaba la tinta en el pecho
y la música en mis arterias
(R. E. M. V., 2004)
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