Todavía no sé cómo él sabía que yo
estaba corriendo. Tenía la boca
abierta o
aquellos muchachos ladraban muy
fuerte;
no es que nunca me hubiesen
perseguido
unos perros. Hay un instante a
partir del cual
ya no se puede adivinar desde qué ángulo
se
nos viene encima, y el aire es un
tambor colorado,
y los árboles se inclinan alejándose
de ti,
y la tierra está mojada. Lonnie conducía
un camión por las noches, cultivaba
fresas
en nuestro patio trasero, pequeñas,
pero dulces. Podías saborear sus
manos
en la tierra, que la boca aprende a
leer como verdes y dulces. Mi madre
le hacía hígado encebollado;
comíamos pescado
los viernes y me prohibían la
leche. Por él
me gustan los huevos fritos sin
cuajar. Aún
no sé nada de motores. No recuerdo
por qué
aquellos muchachos me perseguían.
Quizá
ello explica por qué un Rottweiler
puede
destruir una cerca. Lonnie se paraba
con su escopeta allí delante. Había
veces
en que no regresaba a casa, o entraba
en ella
con su camisa ensangrentada.
Cuando nos fuimos, mi madre no
quiso ningún
dinero. No es que nos hubiésemos
ido,
pero la otra mujer ni siquiera nos
invitó
al funeral. Diablos, apuesto a que
los hijos
de Ivette ya tienen hijos. Sólo
Dios sabrá
qué ha pasado con Chrissy, ahora
que es demasiado
vieja para bailar.
Other Women’s Children
Amaud Jamaul Johnson
(for my sisters)
Foto:
1955 by Willy Ronis
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