En este negro primer día del año nació
papá
hay que ver
estos ochenta y seis años atrás quien
ahora
no
respira ni ocupa
masa corporal alguna hace ya diez pero
todavía yo no me acostumbro.
Mi mente puede darle forma en esta
silla
a
él que ninguna silla sostiene.
Cada año en esta noche al borde de una
nueva
circunferencia
me paro y miro
hacia él, las carreteras se llenan de
borrachos,
y
a papá que se emborrachó hasta
el fin no se le halla. Papá, estoy a
mitad de camino
de
la muerte yo también. El milenio
se me acerca, y el niño que llevo
dentro quien
lleva
tu fuego en sus miembros
sigue mi estela. ¿Por qué no puedes
renacer ya
grande
para mí? Si alzo mis brazos
aquí en la oscuridad, ¿por qué no
puedes
agacharte
y levantarme?
Esta pesada carcasa que obtuve de la
tuya es
tutelaje
de amor, pero cada año
si bien una ranura más vieja aún no
puedo ni
alcanzarte
ni escapar
de la monolítica sombra que dejaste.
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