En una época de bestias febles, no
queda
lugar en las barcas. Con manos cenceñas,
apiñamos ovejas y clavamos cien cañas
en el barro. Las mallas se revuelan
lejos tan
frecuentemente ahora, hundiéndose en
días
esparcidos con furia sobre pies trasegadores.
Como si empujados en una lengua extraña
a anudar nuestras mangas, nadamos a
través
de remos quebrados, alejamos días magros.
Serpientes se anudarán en árboles, y
hombres
atacarán el pan, pero el cielo
permanece engoznado.
Solo en el paraíso hay suficiencia de aparejos.
Nos preparamos para marchar una y otra
vez,
siempre que la esperanza es una costa
amarilla.
N o m a d (Robin Beth
Schaer)
Imagen: bloodandchampagne.com
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