sábado, 18 de julio de 2015

Música







Tengo una amiga que aún cree en el más allá.
No es una estúpida, pero con todo lo que sabe, literalmente habla con Dios.
Piensa que alguien escucha en los cielos.
En el mundo por lo común es alguien competente.
También es valiente, capaz de afrontar lo desagradable.
Encontramos una oruga, agonizando en la tierra, las codiciosas hormigas sobre ella.
Siempre me conmuevo por las desgracias, siempre ansiosa de oponerles vitalidad
Pero asimismo soy tímida, pronta a taparme los ojos.
Mientras que mi amiga es capaz de observar, dejar que pasen las cosas
De acuerdo con la naturaleza. Por mí, ella intervino
Esparciendo unas cuantas hormigas de aquella cosa desgarrada, poniéndola
De través sobre el sendero.
Mi amiga dice que yo cierro los ojos a Dios, que no otra es la explicación
De mi aversión por la realidad. Dice que soy como la niña que
Entierra la cabeza en su almohada
A fin de no ver, la niña que se dice a sí misma
Que la luz causa tristeza–
Mi amiga es como la madre. Pacientemente, me urge a
Despertar como una adulta, como ella, una persona valiente–
En mis sueños, mi amiga me reprende. Caminamos juntas
Por el mismo sendero, solo que es ahora invierno;
Me está diciendo que cuando una ama el mundo escucha música celeste:
Mira hacia arriba, dice. Cuando miro, nada.
Solo nubes, nieve, una cosa blanca en los árboles
Como novias saltando a una gran altura–
Entonces temo por ella; la veo
Atrapada en una red arrojada deliberadamente sobre la tierra–
En realidad, estamos sentadas junto al sendero, mirando la puesta del sol;
De rato en rato, un trino perfora el silencio.
Es este instante lo que tratamos de explicar, el hecho
De que estamos en paz con la muerte, con la soledad.
Mi amiga dibuja un círculo en la tierra; dentro de él, la oruga está quieta.
Siempre tratando de fabricar algo total, algo bello, una imagen
Capaz de tener vida fuera de ella.
Estamos muy calladas. Es apacible sentarse aquí, sin hablar. La composición
Se fija, el sendero de pronto se oscurece, el aire se vuelve
Fresco, aquí y allá las rocas relucen, lanzan destellos–
Esta tranquilidad es lo que las dos amamos.

El amor por la forma es un amor por los finales. 


Celestial Music - Poem by Louise Gluck
Imágen: fromupnorth.com

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