viernes, 17 de abril de 2015

No se ha ido




Alguien entra en tu vida
un día que ya no más
recuerdas. Pasan los años,
y se vuelve la madre que 
nunca tuviste, la hermana que
fuma antes del desayuno, 
la primera amistad. Echada
en el raído sofá al calor
del estío, comparte contigo una
temporada de béisbol. A los 
doce te explica el mundo,
cómo la gente era vendida allá
abajo en el río, cómo alguien
siempre trajinará y se gastará
hasta la médula estos huesos,
músculos y tendones. Ella te
contará por qué tu hermano de
dieciséis precisa de dos camisas
al día y cómo crecerá para mandar,
ella, la que nunca hará eso, explica
y te bendice con una mano al
alisar tu cabello. Un día
se ha ido, pasó de los cuarenta y
se ha enamorado otra vez,
y el amor se la ha llevado
junto a un hombre con una pierna
y ningún futuro. Una postal 
de California y luego solo ya
un silencio permanente.
El planchador queda a la espera
en el rincón, los gastados y oscuros
zapatos devueltos con una patada
al clóset, su amarillenta bata
se aja en el respaldo de la silla
hasta que tu madre, maldiciendo
la hace retazos y basura.
Vas a buscar y la encontrarás
en las mandíbulas largas de otras
mujeres, en los ojos endurecidos
que pueden brillar sin esperanza,
la volverás a hallar una vez
y otra porque con las dos
manos abiertas, con un voz
que nada dice, con una
nueva sonrisa para cada
nueva pérdida, te mostrará
un mundo por el que ella moriría. 



She’s Not GonePhilip Levine
Foto: Helen Levitt

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