domingo, 5 de abril de 2015

La vida


La vida, amigos, es aburrida. No se debe hablar así.

Después de todo, el cielo fulgura, el gran mar suspira,

nosotros mismos fulguramos y suspiramos,

y más aún mi madre me decía cuando era chico

(varias veces) ´Ya confesar que estás aburrido

significa que tú no posees



Recursos Interiores´. Concluyo ahora que no poseo

recursos interiores, porque estoy  pesarosamente aburrido

Las gentes me aburren,

la literatura me aburre, especialmente la gran literatura,

Henry me aburre, con sus empeños & aprietos

peor que aquiles,



quien ama a la gente y al arte osado, que me aburre.

Y las quietas colinas, & el gin, se ven como una rémora

y de alguna forma un perro

se ha llevado a sí mismo & su cola considerablemente lejos

hacia las montañas o el mar o el cielo, dejando

atrás: a mí, pécora.



                                                                           ***



Nada muy malo me ha sucedido últimamente,
¿Cómo explicas eso? –Yo lo explico, Mr Bones,
parte ´e tu desconcertante rara sobriedad.
Tan sobrio como se pueda, sin chicas, sin fonos,
¿qué tanto de malo puede pasarle a Mr Bones?
Si la vida es un sándwich de un pañuelo,

en una modestia de muerte me uno a mi padre
quien osó hace ya tanto atrás abandonarme.
Una bala en una escalinata de concreto
muy cerca de allí un sofocante mar del sur
a horcajadas sobre una isla, junto a mi rodilla.
Lo tuyo es por hambre, Mr Bones,

Te ´fresco este pañuelo, ahora pon aquí
tu pie izquierdo junto a mi pie derecho,
hombro con hombro, todo aquel jazz,
un brazo en el otro, junto al mar bello,
susurra un poco, Mr Bones.
No vi a nadie venir, en lugar de eso yo fui.   


                                                                          ***


Cómo esta mujer halló el coraje, cómo consiguió hacerse
del coraje, Henry se entretenía en una frenética caliente
noche del ocho de julio,
¿de dónde provino, dirigió el Señor alguna vez la mirada
sobre su antigua cuna pensando ´Esta va a
compensar antes de morir

por setenta y dos años de menudas indignidades
al menos´, y con su trueno cerró una promesa?
En ese pueblo alejado
quién ojos ponía en mi madre con vergüenza & rabia
de que nadie debería soportar tal clase de peregrinaje,
rezongaba Henry sudando, hecho hombre

pero no hecho a la bondad de esta mujer en
su gran fuerza, su esperanza sobrehumana,
no, no, no hecho, de ninguna forma.
Proclamo un misterio, farfullaba para sí,
de amor, y cogió el bourbon de la repisa
Y tomó por ella uno rebosante, rebosante.  



Dream Song 14, 76, 100,  John Berryman

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