domingo, 29 de marzo de 2015

La ciudad






El pesado oso que conmigo camina,

Sucia su cara de una compuesta miel,

Torpe y estorboso por todas partes,

El peso en el centro de todo lugar,

Hambriento, bruto, el matón

Enamorado de los dulces, de la ira, del dormir

Loco factótum, desarreglando todo,

Trepa por la escalera, golpea el balón, y

A su hermano, en la ciudad transida de rencor.
                                                                           


Respirando a mi lado, ese pesado animal,

Ese pesado oso que conmigo duerme,

Aúlla en sueños por un mundo de azúcar,

Una dulzura íntima como el abrazo del agua,

Aúlla en sueños porque la soga bien ajustada

Tiembla y muestra la oscuridad que hay debajo.

– El farolero petimetre se halla aterrado,

Vestido en traje formal, abultadas sus perneras,

Tiembla al pensar en que su trémula carne

Deberá parpadear camino a la nada final.



Ese inevitable animal camina conmigo,

Me ha seguido desde que el oscuro útero acogió,

Se mueve adonde yo, distorsiona mis gestos,

Una caricatura, una sombra que abulta,

Un estúpido burlón de los asuntos del espíritu,

Aperpleja y ofende con su propia oscuridad,

La secreta vida de los huesos y las entrañas,

Opaco, demasiado cercano, íntimo, pero extraño,

Se estira para abrazar a la misma persona querida

Con quien yo, sin él a mi lado, caminaría,

La toca groseramente, a pesar de que una palabra

Descubriría mi corazón y me liberaría,

Tropieza, se arroja, y lucha para ser alimentado

Arrastrándome con él en su apetito bucal,

En medio de los cientos de miles de su clase,

La arrebatiña de las apetencias por doquier.
  


The heavy bear who goes with me, Delmore Schwartz 
Foto: Helen Levitt (1931 - 2009)

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