viernes, 9 de enero de 2015

Infancia





No es la infancia desde el nacimiento hasta cierta edad y a cierta edad
El niño ha crecido, y deja de lado las cosas de niño.
La infancia es el reino en el que nadie muere.

Es decir, nadie que importe. Por supuesto, los parientes lejanos
Mueren, los que uno nunca ha visto o ha visto durante una hora,
Y ofrecieron un dulce en una bolsita a rayas rosadas y verdes, o una navaja,
Y se van, y no se puede decir en realidad que hayan absolutamente vivido.

Y se mueren los gatos. Echados en el piso azotan sus rabos,
Y su reticente pelaje entra de pronto en actividad
Con los piojos que una nunca supo que estaban allí,
Bruñidos y marrones, sabiendo todo lo que hay que saber,
Saliendo en marcha hacia el mundo de los vivos.
Coges una caja de zapatos, pero es demasiado chica, puesto que ahora no se acurrucará:
Entonces encuentras una caja más grande, y lo entierras en el patio, y lloras.
Pero después de un mes no te estás despertando, dos meses,
Un año después, dos años, en medio de la noche
Llorando, con los nudillos en la boca, y diciendo ¡Oh Dios, oh Dios!
La infancia es el reino en el que nadie que importe muere, 
… las madres y los padres no se mueren.

Y si tú has dicho: “Por amor del cielo, ¿tienes que estar siempre besando a alguien?”
O: “¡Desearía preciosamente que dejaras de golpear en la ventana con tu dedal!”
Mañana, o al día siguiente de mañana si es que estabas muy ocupado distrayéndote,
Hay tiempo suficiente para decir: “Lo siento, mamá.”

Haber crecido es sentarse a la mesa con personas que han muerto,
Que ni escuchan ni te hablan;
Que no se toman su té, a pesar de que siempre dicen
Gran alivio ha sido el té. 

Baja corriendo al sótano y trae el último frasco de frambuesas;
No los estás tentando.
Alábalos, pregúntales qué es exactamente lo que dijeron
Aquella vez, al obispo, o al encargado, o a la señora Mason;
No los estás engatusando.  
Levántales la voz, sonroja tu cara, ponte de pie,
Agárralos de sus hombros tiesos, sácalos de sus sillas y
Sacúdelos y grítales;
No los estás asustando, ni ellos siquiera se avergüenzan; se resbalan
De vuelta en sus asientos.

Tu té está ahora frío.
Tómatelo de pie,   
Y vete de la casa.





Childhood is the Kingdom Where Nobody Dies, Edna St. Vincent Millay






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