jueves, 27 de enero de 2011

Adquisiciones de un viaje




Uno de los propósitos que me hice para este viaje fue el de buscar algunos libros que merodeaban por mi mente como objetos perdidos para siempre.






Varios años atrás, encontré un ejemplar de La prueba acústica, de S. Lenz, traducido por Joan Parra para la editorial Tusquets, y no sé si por el precio o por otra motivación no lo compré, aquella vez, para luego estar más que arrepentido de ello. Pero he aquí que ahora, en esa misma librería,y se puede decir que casi en el mismo rincón de años atrás, me esperaba, con precio reducido, este ejemplar tan bonito, como si estuviera allí sólo para mí.






En otro sótano, esperando allí más de veinte años seguramente, me aguardaba la edición de Nosotros (Y. Zamyatin) de Alianza, algo ajada por el mal tiempo, pero legible. Me enteré de la existencia de esta obra por un artículo, aparecido el año pasado, sobre la novela de Orwell, 1984, que, al decir del autor de aquella pieza periodística, estuvo inspirada en la obra del escritor ruso, la cual además la supera.











He hecho otras adquisiciones que, igualmente, me esperaban ansiosamente en el mismo lugar del estante donde las ví algunas vez, tiempo atrás, cuando vivía en la ciudad a la cual viajé la semana pasada: Mi idololatrado hijo Sisí (Delibes); y la colección de cuentos de DFW, Oblivion, ya que me faltó valor para comprarme, en su momento, Infinite Jest.

miércoles, 26 de enero de 2011

Viaje de lecturas





He estado de viaje. Oportunidad para terminar dos libros que tenía pendientes desde hace meses y que no me animaba a acabar precisamente porque esperaba que llegara una ocasión como ésta: ratos muertos en el aeropuerto y momentos vacíos mientras se atraviesa el cielo.








El primero, la traducción de Doctor Copernicus de Banville, titulada simplemente Copérnico, es un libro engañoso; más que una relato biográfico, es una ensoñación basada en las ideas que despierta el personaje histórico en un hombre contemporáneo como Banville.




Bien, supongo que si hubiese leído los libros de historia mencionados en el apéndice, habría sacado un mejor provecho de este volumen, ya que el autor no ha buscado exponer hechos o circunstancias del pasado europeo para un neófito, sino que los da, hasta cierto punto, por sabidos, para ir más allá: interpretar la vida a través de Copérnico. El contraste entre la persistente búsqueda de una comprensión racional del mundo y el brutal asalto de lo irracional y absurdo, que se manifiesta permanentemente en la vida cotidiana y en las luchas político-religiosas de una época.






Sobre el otro, Los perros de Riga, no hay mucho que decir. Sólo que me lo compré, tiempo atrás, intrigado por el personaje de Baiba Liepa que aperece brevemente en La quinta mujer, libro que me gustó mucho más (quizá debido a que la traducción sea mejor, no lo sé).



martes, 11 de enero de 2011

La vida instrucciones de uso (G. Perec)



Resulta curioso que precisamente me haya olvidado de este libro en mi recuento de lecturas del año 2010. Probablemente, de no haber incurrido en este olvido, lo hubiese colocado al lado de Austerlitz y The Wapshot Chronicle. Pero aquí está, para subsanar la omisión, justo hoy que me acordado de él, cuando miraba las cosas en el cuarto de baño, una a una, después de sacar de su funda mi nuevo cepillo dental.




La edición es la de la imagen, pero el ejemplar que leí no es mío, sino de una biblioteca pública. Decidí sacarlo por una serie de recomendaciones seguidas que leí en distintos lugares, casualmente, y porque el libro estaba muy gastado por el uso de innumerables lectores anteriores.




Lamentablemente, el ejemplar en cuestión estaba mal encuadernado y un buen número de páginas se encontraba de cabeza, así que había que voltear el libro para leer.


Pequeñas curiosidades que, supongo, nada tiene que ver con la obra, magnífica por otra parte.